Homilía del Domingo XXXI del Tiempo Ordinario Copiar

Homilía del Domingo XXXI del Tiempo Ordinario Copiar

Domingo XXI del Tiempo Ordinario

 

Pbro. Everardo González Martínez

Fe y espiritualidad

En estos últimos domingos, han aparecido algunos personajes centrales en el Evangelio dominical, fariseos, publicanos, la viuda… y en este domingo XXXI del tiempo ordinario, el Evangelio vuelve a presentar a un publicano, en esta ocasión con un nombre en concreto, Zaqueo, quien tiene un encuentro personal  con Jesus . ¿Quién era Zaqueo? Un hombre rico, que ejercía el oficio de «publicano», es decir, de recaudador de impuestos por cuenta de la autoridad romana, y precisamente por eso era considerado un pecador público.

 

Al saber que Jesús pasaría por Jericó (ciudad comercial y rica, cerca del Río Jordán), aquel hombre sintió un gran deseo de verlo, pero, como era bajo de estatura, se subió a un árbol. Jesús se detuvo precisamente bajo ese árbol y se dirigió a él llamándolo por su nombre:  «Zaqueo, baja en seguida, porque hoy debo alojarme en tu casa».

 

 

Jesús nos vuelve a demostrar su predilección hacia los pecadores; y a quienes todos consideraban despreciables, ninguno creía que Zaqueo podía cambiar, sin embargo la gracia de aquel encuentro imprevisible fue tal que cambió completamente la vida de Zaqueo:  «Mira, le dijo a Jesús, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado, le restituiré cuatro veces más».

 

Con ese encuentro personal de Zaqueo y de Jesús, vemos como Dios no excluye a nadie, ni a pobres y ni a ricos. Dios no se deja condicionar por nuestros prejuicios humanos, sino que ve en cada uno un alma que hay que salvar. Lo mismo sucede con cada uno de nosotros , Dios nos busca, y nunca se cansa de buscarnos, quiere transformar nuestra vidas, y que lo recibamos en nuestros corazones.

 

En el sacramento de la confesión, es donde experimentamos ese encuentro de nuestra miseria, y nuestros pecados, y donde Dios nos abraza con su misericordia, Dios no nos condena, sino que nos perdona, y busca siempre salvar al pecador, ofrecerle la posibilidad de rescatarse, de volver a comenzar, de convertirse. No tengas miedo de encontrarte con Dios, ábrele tu corazón y bendice al Señor eternamente.

 

Por la Virtud.

Por la Fe.

Por la Doctrina.

 

Dirección

Olivos #202 Jardines de la Cruz, Ags

Teléfonos

(449) 9706292

(449) 2643783 

Síguenos

Email

seminariodiocesanodeags@gmail.com

Testimonio de Ulises Domínguez Contreras

Testimonio de Ulises Domínguez Contreras

«En el corazón de mi madre la iglesia yo quiero ser el amor»

(Santa Teresita del Niño Jesús))

 

Ulises Domínguez Contreras

Vocación

Hola, me da mucho gusto escribir para ustedes y poder compartirles un poco de cómo ha sido este proceso de seguir al Señor.

Mi nombre es Ulises Domínguez Contreras y tengo la edad de 19 años. Actualmente estoy cursando el primer año de la etapa discipular, mejor conocida como la etapa de filosofía. Esta etapa tiene como finalidad, como su nombre ya nos da una primera idea, hacernos discípulos del Señor Jesús.

Soy originario del municipio de Teocaltiche, que forma parte de la hermosa zona altos norte, perteneciente al vecino estado de Jalisco. Vivo en la cabecera municipal y soy feligrés de la parroquia de San Miguel Arcángel.

“yo quiero ser el pulso que da vida al cuerpo místico, y hacer llegar la sangre de Jesús a cada miembro, porque en el corazón de mi madre la Iglesia yo quiero ser el amor, así puedo serlo todo” (Santa Teresita del Niño Jesús)

Creo que mi deseo de ser sacerdote nace por varias razones, quisiera resaltar tres que considero son las que más influyeron para que tomara esta decisión.

La primera de ellas es la religiosidad que profesa la mayoría de mi familia. Desde pequeños a mis padres les fue transmitida la fe católica, especialmente por parte de mis dos abuelas, y que a su tiempo también a mí me fue transmitida. Al ver a mis familiares desempeñándose en algún movimiento, pastoral o grupo de la parroquia (Adoración Nocturna, Lectores, ministros de la comunión, Cenáculos de la divina voluntad, Franciscanos terciaros, etc.) despertó en mí el interés por las cosas de Dios. Pero también en su fe particular, como el rezo del rosario, la devoción a los santos o la asistencia constante de misa

La segunda, fue la responsabilidad de mis padres en mi formación en la fe. Cumplida la edad mínima para entrar a la catequesis infantil, mi madre me inscribió para comenzar la formación inicial. Mis padres siempre se mantuvieron muy al pendiente de todas las disposiciones que en el catecismo se iban suscitando, y ha esto me refiero a la constancia de llevarme a mis clases, de asistir a las evangelizaciones en los tiempos litúrgicos fuertes, mi asistencia a misa dominical, kermeses y otras actividades, todas estas acciones me ayudaron a conocer y a querer más mi fe.

Y, por último, un gusto personal por las cosas sacras. Desde que tengo memoria me han gustado mucho las campanas, también hacía pequeños altares con manteles y los santos que encontraba en la casa, y no podía faltar, jugaba a dar misa. Todo esto fue un incentivo para acercarme a la iglesia y a Dios. A la edad de 10 años me invitaron a pertenecer al grupo de monaguillos parroquial, y sin pensarlo, acepté de inmediato. y este último paso fue de gran importancia, puesto que pude convivir con muchos sacerdotes y eso me motiva bastante.

Nunca tuve un acompañamiento vocacional formal por ningún sacerdote, pero siendo monaguillo pude ver y estar con muchos sacerdotes que con su ejemplo me iban sembrando en mí la inquietud de ser como ellos. Recuerdo con agrado a los padres Leobardo Esparza Lara, José Alejandro Serna Pérez, Luis Enrique Contreras de Anda, y Emmanuel López Romo, cada uno de ellos desempeñando su diaconado en la parroquia. Y especialmente a los padres Gerónimo Palacios Bernal, Ernesto Maldonado Ramírez, Oscar Flores García y al padre Arturo Flores Macías, mi actual párroco, por su forma ejemplar de vida sacerdotal.

Yo aconsejaría a todos los jóvenes que tienen inquietud vocacional, que no se crean lo que los demás cuentan acerca del seminario, que no dejen que los demás les platiquen falsedades y prejuicios acerca de la formación al sacerdocio, que vengan y experimenten por ellos mismos y que así puedan decirle al Señor, “Señor yo te conocía de oídas, ahora te conozco en persona”.

Tengo tres devociones personales, la primera es a San José, quien fue mi primer patrono al entrar al Seminario, a San Juan María Vianey a quien admiro mucho, y a la Sagrada Familia, las tres personas más santas que han pisado la tierra.

Me ha ayudado sobremanera todo el acompañamiento de mis padres superiores, que me ayudan a seguir creciendo en mi vida humana y espiritual, así como todos los medios que nos facilita el seminario en todas las 4 áreas de formación integral de la persona.

Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Domingo XXX del Tiempo Ordinario

Domingo XXX del tiempo ordinario

 

Sem. José Emiliano Martínez.

Fe y espiritualidad

Lectura del santo evangelio según San Lucas

Lc 18, 9-14

En aquel tiempo, Jesús dijo esta parábola sobre algunos que s tenían por justos y despreciaban a los demás:

«Dos hombres subieron al templo para orar: uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: ‘Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos y adúlteros; tampoco soy como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todas mis ganancias’.

El publicano, en cambio, se quedó lejos y no se atrevía a levantar los ojos al cielo. Lo único que hacía era golpearse el pecho, diciendo: ‘Dios mío, apiádate de mí, que soy un pecador’.

Pues bien, yo les aseguro que éste bajó a su casa justificado y aquél no; porque todo el que se enaltece será humillado y el que se humilla será enaltecido».

Todos tenemos necesidad de transformación interior, de volver nuestro rostro a Dios. Durante nuestra vida, nosotros también nos comportamos algunas veces como el publicano o como el fariseo. En ambas situaciones, tenemos necesidad de poner los ojos en Dios y reconocer lo que de verdad somos; Él sí nos conoce y sabe de qué barro estamos hechos. Esta cuaresma es una nueva invitación que nos hace a fijarnos en Él, en dejar de lado todo lo que nos distancia de su presencia. Con un corazón humilde acudamos a su presencia y renovémosle nuestro amor, pidamos perdón por nuestras faltas y ofrezcámonos a ser cirineos en el camino al calvario, para alivianar la carga de Jesús.

La humildad, la sencillez, la docilidad al Espíritu Santo son esenciales para abrir el corazón de Cristo. A los hombres nos gusta que nos aprecien, que nos estimen, que nos tomen en cuenta, que nos amen. Buscamos llamar la atención de quien nos rodea, de quien queremos que nos ame. ¿No queremos de igual forma llamar la atención de Cristo? ¿No queremos que Cristo nos vea y nos manifieste su amor? Pues estas virtudes serán el motivo para que Dios pose su mirada en nosotros. Siempre lo hace, pero si nos esforzamos en vivir estas virtudes lo hará de manera especial.

Por el contrario, la soberbia, el orgullo, la vanidad nacen del egoísmo y lo que parecería oración no es otra cosa más que alabanza a nosotros mismos. Come el fariseo que agradecía a Dios no ser como los demás hombres porque no cometía sus mismos errores y pecados que ellos.

Los dos hombres estaban en oración, pero qué oraciones tan distintas. Una hecha con presunción personal y la otra con humildad, con el corazón triste por haber fallado a Dios.

¿Quiere decir entonces que para hacer buena oración forzosamente debemos golpearnos el pecho y debamos hacer exámenes personales de autocrítica, rayando casi con un pesimismo?

Seguramente Cristo no quiere esto. Él más bien nos pide que como niños nos acerquemos a su corazón reconociendo las cualidades que nos ha dado, pero tan bien con la humildad necesaria para reconocer nuestras faltas. Recordemos lo que dice el Catecismo respecto a la oración, dice que la piedad de la oración no está en la cantidad de las palabras sino en el fervor de nuestra alma.

Pidamos a Cristo que nos enseñe a orar con espíritu humilde y sencillo como el publicano que el evangelio nos presenta el día de hoy.

Por la Virtud.

Por la Fe.

Por la Doctrina.

 

Dirección

Olivos #202 Jardines de la Cruz, Ags

Teléfonos

(449) 9706292

(449) 2643783 

Síguenos

Email

seminariodiocesanodeags@gmail.com

Testimonio de Antonio Guadalupe de la Rosa Morales

Testimonio de Antonio Guadalupe de la Rosa Morales

«A Jesús,
dueño de todo, le entregó mi vida…»

 

Antonio Guadalupe de la Rosa Morales

Vocación

Mi nombre es Antonio Guadalupe de la Rosa Morales tengo diecinueve años y estoy en
primer año de la etapa disipular. Soy originario de Aguascalientes, Ags., México; de la
capellanía de San Ignacio de Loyola. Quiero resumir mi vocación en esta frase: “A Jesús,
dueño de todo, le entregó mi vida para que la convierta en el instrumento que lleva la
alegría del evangelio a quien lo necesite”.
Mi deseo de ser sacerdote nace cuando era pequeño mientras era monaguillo, pero
conforme fui creciendo también fui olvidando esta inquietud. Durante el tiempo de la
secundaria y la preparatoria deje de participar en la pastoral de mi capellania, limitándome
a sólo asistir a Misa los domingos. Fue hasta la muerte de mi abuelita (un momento difícil)
dónde me di cuanta que en Jesús esta mi fortaleza, comencé por asistir a Misa entre
semana, después participé de un visiteo en mi capellania y así me fui involucrado en los
grupos de pastoral. Es ahí en donde me doy cuenta de la necesidad qué hay de más
sacerdotes y y surge de nuevo la inquietud por la vida sacerdotal.

Pero el llamado lo sentí con más intensidad cuando el sacerdote de mi capellanía (P. Luis
Alberto González Quezada) me pregunta si me he sentido interesado por entrar al
seminario, al responder que si, él me comenzó a platicar del seminario y sobre la vida de un
sacerdote, durante meses él fue un gran apoyo en mi discernimiento. De igual manera, mi
familia ha sido un gran pilar que me ayuda a estar en el seminario, sus oraciones y
motivaciones son muy importantes para mí porque me hacen sentir confiado. También es
muy grato ver cómo amigos y conocidos comparten esta alegría con migo. Estoy agradecido
con Dios por todo esto.
¿Qué le digo a un joven con inquietud de ser Sacerdote? Que sea valiente, el Señor quiere
hacer de nuestra vida algo grande, quiere que participemos de su obra con Él, y esta alegría,
la alegría de sentirse elegido por Jesús, no tienen comparación a los placeres que el mundo
ofrece.

Santa María de Guadalupe, San José, San Ignacio de Loyola, Santa María Faustina Kowalska,
el Beato Carlos Acutis, entre otros más: son grandes santos de mi devoción que me han
ayudado en el camino de discernimiento que he emprendido, también pido que ellos
intercedan por los sacerdotes y los futuros sacerdotes.
En mi vida humana y espiritual me ayuda la Eucaristía de todos los días, los diferentes
espacios y tiempos que el seminario ofrece para hacer oración, convivir con los mismos
amigos seminaristas, para el estudio y pasar tiempo con las personas en el apostolado.

Testimonio de Héctor Daniel Álvarez De Luna

Testimonio de Héctor Daniel Álvarez De Luna

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?

Salmo 115

 

Héctor Daniel Álvarez De Luna

Vocación

Mi nombre es Héctor Daniel Álvarez De Luna, tengo 22 años y curso actualmente el 3er año de la Etapa Discipular mejor conocida como filosofía. Pertenezco a la Parroquia de Santa María Reina en Colinas del río, Ags.

¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?, son las palabras que expresa el salmista en el salmo 115 y son ahora las que yo hago mías y en las cuales resumo no sólo mi vocación, sino mi vida hasta este momento, pues el Señor no ha dejado de sostenerme y ayudarme, reconozco que me ha regalado generosamente mucho, pero también reconozco que me exigirá mucho más, pues es un Padre Bueno que quiere lo mejor para sus hijos.

Mi deseo por ingresar al Seminario y por optar a la vida sacerdotal, comenzó justamente en mi
parroquia, sirviendo al altar como “monaguillo”. Resalto y agradezco de manera especial el
acompañamiento y testimonio sacerdotal del Pbro. José Ángel Márquez González, el cual tienen buena parte en esto, pues su entrega como párroco y posteriormente como formador, ha irradiado e iluminado este itinerario vocacional, por medio de virtudes reflejadas en la alegría y el servicio.

Además de otras personas, tales como: familiares, profesores, conocidos y amigos, que con su
presencia y oración me han acompañado en este proceso vocacional y a su vez, han contribuido de manera silenciosa en mi formación.

En lo personal, yo le diría a alguien que siente la inquietud por la vida sacerdotal, que tenga fe y confianza en Dios, pues es precisamente lo único que Él nos pide, confiar y confiar, pues nunca nos deja solos, sino que por medio de diversas personas y circunstancias, manifiesta su obra salvadora.

Desde mi estancia en el Seminario me ha asombrado la imagen de Jesucristo Sumo y Eterno
Sacerdote que se encuentra colocada en la capilla de la Hnas. OSM. Y es precisamente el modelo que he venido siguiendo en este proceso formativo y en el cual a través de la Eucaristía he encomendado mi vida y vocación.

Puedo decir que espiritual y humanamente durante mi proceso vocacional, me han ayudado diversos factores, momentos y personas, tales como: las oraciones de mi propia familia, amigos y conocidos, además de la cercanía que siempre han mostrado para conmigo y la ayuda desinteresada.

También me ha ayudado el testimonio concreto y la ayuda de mis profesores, los cuales de manera muy silenciosa van depositando enseñanzas en cada uno de los que formamos parte de esta benemérita institución, llamada Seminario. Reconozco además el incansable trabajo del equipo formador, que por medio del estudio y estructuras humanas y espirituales de la persona, van ofreciendo material y ayuda a cada uno de nosotros, para ir conociéndonos y madurando más como personas humanas y cristianas. No puedo pasar dejar de largo la oración y apoyo constante de los miembros de la L.R.A.S.F. pues sin ellos, el seminario no funcionaría como lo es ahora. Estos y otros muchos factores me han ayudado en mi proceso vocacional.

Por lo que al ingresar al seminario he recibido la sotana el 20 de enero de 2019, y es un acontecimiento de mucha alegría y felicidad, es una experiencia inolvidable que también me ha impulsado a seguir en este camino rumbo al sacerdocio. De igual manera he conocido grandes amistades de seminaristas y sacerdotes que también me han ayudado a seguir creciendo y a seguir respondiendo al Señor, puesto que buscamos el mismo objetivo. Además he trabajado en diferentes pastorales y conocido muchas personas, con las que he tenido gratas experiencias, las cuales me han manifestado una sed de Dios, y viendo esa necesidad de Dios en las personas quiero ser sacerdote para ser ese intermediario entre Dios y el hombre.

Por la Virtud.

Por la Fe.

Por la Doctrina.

 

Dirección

Olivos #202 Jardines de la Cruz, Ags

Teléfonos

(449) 9706292

(449) 2643783 

Síguenos

Email

seminariodiocesanodeags@gmail.com