HISTORIA DE LA FIESTA DE LA VIRGEN DE GUADALUPE

Pbro. Alejandro Hernández Avelar
Fe y espiritualidad
La fiesta en honor a la Virgen María de Guadalupe no siempre se ha celebrado el 12 de diciembre, como hoy se hace. Veremos un pequeño itinerario de los diferentes cambios que ha tenido y los procesos que se han tenido que hacer para celebrarla como hoy lo hacemos.
Entre 1644 y 1647, se tiene noticia por parte del Mayordomo Esteban Alonso de Ysassi, que las fiestas en el Santuario eran en el mes de octubre. Se menciona que eran dos fiestas las que se celebraban: la primera para españoles y la segunda para los naturales.
Para 1664, parece que la fiesta ahora se celebre en el mes de noviembre celebrándose todavía dos fiesta la de los españoles y la de los naturales, es a partir de 1670 que en adelante sólo se menciona una sola fiesta. Esta fiesta se celebraba considerándose de la Natividad de María. Al no tener un esquema propio para la misa, ni un oficio para el rezo, se consideraba, por tal motivo, de la Natividad de la Virgen María y no de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.

Con la finalidad de que la fiesta se celebrara el 12 de diciembre con gran solemnidad y ya no fuera considerara de la Natividad de la Virgen María, sino de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, y tuviera su propia misa y oficio, se realizaron la informaciones jurídicas de 1666 En 1665 surge la inquietud del canónigo Francisco de Siles de pedir, al Papa Alejandro VII, que el 12 de diciembre fuera fiesta propia de la Virgen de Guadalupe y le concediera misa y el rezo del oficio divino para ese día, cosa que compartió con el obispo de Puebla, don Diego Osorio Escobar. Se escribió al Pontífice haciendo la petición. De Roma respondieron que era importante hacer un estudio a algunos testigos sobre el hecho. Antes de que llegara de Roma el cuestionario, el Pbro. Francisco se adelanta un poco y el 19 de diciembre de 1665 se nombran jueces a los canónigos Juan de Poblete, Juan de la Cámara, Juan Díez de la Barrera y Nicolás del Puerto. La información de los testigos se recabó en dos etapas, la primera del 3 de enero al 14 de abril de 1666, esta etapa los entrevistados fueron 7 indígenas y 1 mestizo, todos ellos de entre 80 y 115 años, esta etapa se desarrolló en Cuauhtitlán, por ser el lugar de origen de Juan Diego y Juan Bernardino. La segunda etapa fue del 18 de febrero al 11 de marzo, se entrevistaron a 10 eclesiásticos de la Ciudad de México, de diversas órdenes religiosas y dos seglares. Los entrevistados, en esta segunda etapa, eran más jóvenes que los de la primera. La información pictográfica se realizo el 13 de marzo, y el dictamen de los protomédicos se da el 28 de marzo diciendo: “Que es imposible, que humanamente pueda ningún Artifice[…]pintar, y obrar casa tan primorosa, limpia, y bien formada en un lienzo tan tosco, como lo es la Tilma o Ayate, en que está aquella Divina, y Soberana Pintura de la Virgen Santísima nuestra Señora de Guadalupe[…]y así mismo la disposición, y partes tan bien distribuidas de su Santísimo Cuerpo, y lindos trazos, y arte del ropaje, que no ha de aver Pintor, por diestro, que sea, y mui bueno, como los ha habido en esta Nueva-España, que perfectamente le acierte a imitar el colorido, ni determinar si es al temple, o al oleo la dicha Pintura, porque parece lo uno, y lo otro;[…]que no tiene aparejo ninguno[…]que las mismas colores le dieron tupidas, e incorporadas con los hilos toscos del dicho lienzo”. (Informaciones jurídicas de 1666)

Con las informaciones Jurídicas no lograron lo que se deseaba debido a la muerte del Papa Alejandro VII, el cardenal Rospigliosi quien había prometido ayudar con la situación fue elegido Pontífice (Clemente IX) Antonio de Peralta le escribe nuevamente una carta cuando ya era pontífice, a la cual respondió un sobrino del Pontífice señalando alguna dificultades para conceder lo que se pedía, una de ellas era que como la imagen era una Inmaculada Concepción, y se había aparecido dentro de su octava, no era necesario darle otro rezo. Otra dificultad era que el Pontífice y la congregación de los Ritos, no querían abrir las puertas a canonizar imágenes milagrosas.
De todo esto lo único que se logro fue que se otorgara un jubileo para el 12 de diciembre, pero tampoco tuvo efecto puesto que la fecha venia mal, venia para el 12 de septiembre y no de diciembre, mientras se hacían los trámites para la corrección murió el Papa, y después el Padre Silas y Peralta.
El 11 de diciembre de 1720 arreglando algunos papeles del archivo del arzobispado encontraron los testimonios de las informaciones de 1666. El Padre José de Lizardi y Valle, tesorero del Santuario de Guadalupe, pidió al Arzobispo fray José de Lanciego y Aguilar, actualizar la información para retomar la inquietud de la misa y oficio propio para la fiesta de la Virgen de Guadalupe.

El arzobispo accedió y nombro al Dr. Luis de la Peña (rector del Colegio de san Pedro de México) como examinador de los testigos, el 5 de mayo y 16 de junio de 1723, los testigos fueron Fray Antonio Margil de Jesús (franciscano), y Pbro. Doctor Rodrigo García Flores e Valdés (deán de Catedral había sido vicario del Santuario) a estas entrevistas se añadieron las ya realizadas en 1666. Al parecer nuevamente no se tuvo éxito ante la negativa de la concesión por la Sagrada Congregación de Ritos.
En Mayo de 1752, el Cabildo de la Colegiata retoma la intención de tener misa y oficio propio para la Virgen de Guadalupe, el Abad Alarcón comunica la intención del Arzobispo de México de que los padres de la Compañía de Jesús que iban ir a Roma y a Madrid se presentaran al Papa para pedir en nombre del cabildo el rezo de la Virgen, para este fin se hizo uso de las informaciones antiguas y dar razón del estado de la Imagen en el presente.
El 24 de abril de 1754 gracias a Dios, al esfuerzo del Padre Juan Francisco López S.J. y al esfuerzo de muchas personas, se logra lo que tanto se deseaba, la aprobación por parte de la Sagrada Congregación de Ritos la Misa y oficio propio para la Virgen de Guadalupe del 12 de diciembre.
La Noticia llega a México ocho meses después el 25 de enero de 1755, fue en diciembre de ese mismo año que se celebra el día 12 con oficio y misa propia a la Virgen de Guadalupe.
El 2 de julio de 1757, el Papa Benedicto XIV extendió la concesión del rezo y misa de la Virgen de Guadalupe a todos los dominios del rey de España, quedando a disposición del obispo elegir qué día celebrarla, menos el domingo.
Desde entonces a la fecha la fiesta de la Virgen de Guadalupe se celebre con gran solemnidad esquema propio y no solo en su basílica, sino en muchas partes del mundo.

Bibliografía.
Gustavo Watson Marrón, El templo que unió a Nueva España, Ed. Miguel Ángel Porrúa, México, 2012.
Ignacio H. de la Mota, Diccionario Guadalupano, enciclopedia Guadalupana, A.C., México, 2002.
Eduardo Chávez, Informaciones Jurídicas de 1666, instituto Superior de estudios Guadalupanos, México, 2019.
Miguel Cabrera, Maravilla Americana, Imprenta del Real y más antiguo Colegio de san Ildefonso, México, 1756.
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