Domingo XXXIII

 

“Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas”

 Lc 21,5-19

 

 

 

    El evangelista Lucas en los capítulos 20 y 21 nos presenta la entrada de Jesús a Jerusalén así como el ejercicio mismo de su ministerio. Cabe señalar que esta última visita que el Señor hace a la Ciudad Santa se ve enmarcada por gritos de júbilo y alabanza  que sus discípulos le procuran. Pero, sobre todo, por las palabras y obras mesiánicas que no buscan agradar a intereses mezquinos, sino, por el contrario, abrir paso a la verdad y al pleno cumplimiento de la voluntad del Padre de los cielos.

{

“Siendo perseverantes, podremos salvar nuestras almas”.

     Las palabras que Jesús pronuncia en este relato evangélico están animadas por el impacto que la belleza del Templo provoca en los que acompañan al Señor: Él mismo pronuncia unas palabras proféticas afirmando que “llegará el momento en que no quedará piedra sobre piedra”, es decir, que todo será destruido. Es así como anuncia clara y directamente que el majestuoso y bello Templo que ven ahora será destruido porque Israel no le ha aceptado como enviado para establecer la nueva alianza entre Dios y los hombres. Con esas palabras, Jesús hace referencia tanto a la destrucción de Jerusalén como al final de la historia humana, es por eso que dice “los perseguirán por mi causa…” que no son más que signos que acompañan el fin de la humanidad y con ello la venida de Jesús, la Parusía donde lo veremos como juez victorioso.

     Al hablar de los signos que anunciarán el fin de la historia humana es común que el miedo y la incertidumbre se hagan presentes, pero es importante recalcar que en el pasaje evangélico que el día de hoy hemos escuchado Lucas no pretende sembrar angustia y desesperanza, sino más bien, busca dar ánimo, fortaleza y valentía para que, en medio de esas circunstancias adversas confiemos más en Jesús y tengamos el valor para seguirlo con muchas más fuerzas, porque sólo de esta manera “siendo perseverantes, podremos salvar nuestras almas”.

{

“Yo los ayudaré no teman”.

     Sin duda que esta perícopa evangélica, al tiempo que nos advierte sobre el fin de los tiempos nos motiva a mantenernos firmes en la fe con las palabras del mismo Jesús: “Yo los ayudaré no teman”. Por eso, en este domingo pidamos al Señor Jesús que:

  1. Nos ayude a fortalecer nuestra perseverancia cristiana para encontrarnos con Él en su retorno glorioso, y que,
  2. Nos sacie con el Espíritu de fortaleza para que, en medio de las adversidades, nos mantengamos firmes en la fidelidad a Él.

Pbro. Oscar Adrián Ramírez Santos