«A Jesús,
dueño de todo, le entregó mi vida…»

 

Antonio Guadalupe de la Rosa Morales

Vocación

Mi nombre es Antonio Guadalupe de la Rosa Morales tengo diecinueve años y estoy en
primer año de la etapa disipular. Soy originario de Aguascalientes, Ags., México; de la
capellanía de San Ignacio de Loyola. Quiero resumir mi vocación en esta frase: “A Jesús,
dueño de todo, le entregó mi vida para que la convierta en el instrumento que lleva la
alegría del evangelio a quien lo necesite”.
Mi deseo de ser sacerdote nace cuando era pequeño mientras era monaguillo, pero
conforme fui creciendo también fui olvidando esta inquietud. Durante el tiempo de la
secundaria y la preparatoria deje de participar en la pastoral de mi capellania, limitándome
a sólo asistir a Misa los domingos. Fue hasta la muerte de mi abuelita (un momento difícil)
dónde me di cuanta que en Jesús esta mi fortaleza, comencé por asistir a Misa entre
semana, después participé de un visiteo en mi capellania y así me fui involucrado en los
grupos de pastoral. Es ahí en donde me doy cuenta de la necesidad qué hay de más
sacerdotes y y surge de nuevo la inquietud por la vida sacerdotal.

Pero el llamado lo sentí con más intensidad cuando el sacerdote de mi capellanía (P. Luis
Alberto González Quezada) me pregunta si me he sentido interesado por entrar al
seminario, al responder que si, él me comenzó a platicar del seminario y sobre la vida de un
sacerdote, durante meses él fue un gran apoyo en mi discernimiento. De igual manera, mi
familia ha sido un gran pilar que me ayuda a estar en el seminario, sus oraciones y
motivaciones son muy importantes para mí porque me hacen sentir confiado. También es
muy grato ver cómo amigos y conocidos comparten esta alegría con migo. Estoy agradecido
con Dios por todo esto.
¿Qué le digo a un joven con inquietud de ser Sacerdote? Que sea valiente, el Señor quiere
hacer de nuestra vida algo grande, quiere que participemos de su obra con Él, y esta alegría,
la alegría de sentirse elegido por Jesús, no tienen comparación a los placeres que el mundo
ofrece.

Santa María de Guadalupe, San José, San Ignacio de Loyola, Santa María Faustina Kowalska,
el Beato Carlos Acutis, entre otros más: son grandes santos de mi devoción que me han
ayudado en el camino de discernimiento que he emprendido, también pido que ellos
intercedan por los sacerdotes y los futuros sacerdotes.
En mi vida humana y espiritual me ayuda la Eucaristía de todos los días, los diferentes
espacios y tiempos que el seminario ofrece para hacer oración, convivir con los mismos
amigos seminaristas, para el estudio y pasar tiempo con las personas en el apostolado.