“PER MARIAM AD IESUM»
Juan Daniel Cruz Medina
Vocación
Mi nombre es Juan Daniel Cruz Medina, tengo 22 años de edad y actualmente curso el primer año de la etapa de teología. Pertenezco a la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación en Villa Lic. Jesús Terán (Calvillito), Aguascalientes.
Hay una frase que me gusta mucho: “Per Mariam ad Iesum” (Por María a Jesús). Por ella el Verbo hecho carne vino y habitó entre nosotros, por ella misma hemos de ir al Dios vivo, puesto que Él en su designio infinito así lo ha querido. La Madre del primer y Sumo Sacerdote por excelencia, Jesucristo, ¡es también mi Madre!; Madre del joven que es llamado a seguir a su Hijo y configurarse con ÉL, Madre del seminarista que ha de ser imagen viva de Jesús. Cuando ella contempla al joven seminarista, ve a su pequeño hijo, aquel necesitado de cuidados puesto que es frágil, sediento de cumplir la voluntad de Dios y hacerse participe en el plan divino de la salvación, en resumen, aquel que necesita de los cuidados y guía de su Madre.

Mi deseo de ser sacerdote nació desde pequeño, cuando escuchaba replicar las campanas de mi parroquia, parecía que una voz interna me llamaba a entrar al templo, me sentía fuertemente atraído. Un día decidí entrar, me cautivó la figura del sacerdote y lo que él hacia aunque no lo comprendía del todo, fue el comienzo de todo, después fui monaguillo, catequista, adorador, catequista; así fue madurando mi decisión de entrar al Seminario y querer ser sacerdote.
Durante este proceso vocacional el apoyo de mi familia, formadores y amigos ha sido de gran importancia, podría decir que han sido una caricia de parte de Dios hacia mi persona en este llamado, con todo lo que este conlleva.
Si tu sientes la llamada de Cristo que te dice: “VEN Y SIGUEME”, se generoso y responde como María, la humilde sierva del Señor, con un sí gozoso de tu persona y de tu vida. Aquel que te llama no te abandonará jamás y te dará la gracia necesaria para responderle cada día.

La Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Purificación, ha sido mi advocación mariana preferida, al contemplar a Jesús en sus brazos, me veo a mi mismo en brazos de mi madre, aquella que ha velado día y noche por mi vocación, por su intercesión el Señor me ha concedido grandes gracias y me ha librado de grandes males. Han sido los maternales cuidados de la Santísima Virgen María los que me han ayudado espiritualmente e incluso humanamente en mi proceso vocacional.


