Estar cerca del Señor

 

Rodolfo Gabriel Llamas Ramírez

Vocación

Me llamo Rodolfo Gabriel Llamas Ramírez. Actualmente curso el tercer año de teología en el Seminario Diocesano de Aguascalientes. Nací el 20 de mayo de 1996 en Jalpa, Zacatecas. Mis padres se llaman Raúl Wiliberto y Ana Bertha. Soy el menor de tres hermanos (Raúl, Ramiro y un servidor).

 

Fui bautizado en el mismo año en la cuasiparroquia del Sagrado Corazón de Jesús, La Pitaya, Jalpa, comunidad de la que es originaria mi madre; pero mi domicilio siempre ha sido en la parroquia del Señor de Jalpa. Crecí en un entorno familiar sano y responsable. Desde niño mis padres me inculcaron el amor al trabajo y a la escuela. En la familia tenemos una veterinaria y forrajera pequeña que nos forjó en los valores del trabajo y la disciplina. Por lo mismo, tuve relación con la ciudad de Aguascalientes para surtir el negocio, además que se convirtió en lugar de estadía para mis hermanos cuando estudiaron sus carreras profesionales.

 

Nuestra relación con Dios y los sacramentos se hacía mayoritariamente los domingos. Nunca tuve un proceso en grupos apostólicos o en el catecismo (más allá del obligatorio para recibir la primera comunión y la confirmación). Si bien me gustaban las cosas de Dios desde niño, nunca hacía nada para asistir a los eventos de la parroquia. Aunque desde los diez años de edad he tenido una referencia especial a la Madre de Dios en su advocación de Nuestra Señora de Zapopan, y en la familia una especial devoción al Santo Niño de Atocha, en Plateros, Zac.

 

Al fallecer mis abuelos maternos me fui separando más de la Iglesia y cayendo en una profunda crisis existencial. Durante la secundaria estuve muy distante del culto. Al entrar en preparatoria tenía que decidir prontamente por un bachillerato que me permitiera aprender conceptos básicos para alguna licenciatura. Fue durante esta etapa que mi crisis tuvo respuesta, cuando por primera vez decidí asistir a los ritos propios de la semana santa (año 2012) en mi propio barrio. Allí fui, tuve una intimidad más cercana con el Señor, sobre todo en la adoración eucarística y en el canto popular. Después de esa experiencia visitaba a Jesús Eucaristía en la parroquia vecina de la preparatoria.

 

Allí empecé a descubrir mi inquietud por estar cerca del Señor y de la Iglesia, por lo que la idea de entrar al seminario me fue emocionando para continuar mis estudios y ser sacerdote diocesano. Asistí a Misa frecuente e ingresé al coro parroquial. Durante ese año conocí el testimonio de un sacerdote, hoy párroco de Nochistlán, Zac., que me disipó las dudas de la formación en el seminario y ayudó a mi familia a entender este proceso.

 

Quise ser arquitecto y realicé examen de admisión; pero, al conocer el Seminario de Aguascalientes en una entrevista con el padre vocacional, decidí dejar el proceso de la universidad y adentrarme de lleno a la admisión al seminario. Realicé mi preseminario en julio de 2014 e ingresé oficialmente al Curso Introductorio en agosto del mismo año. En 2018 pedí realizar la experiencia de formarme en el Seminario de Zacatecas, pero a finales de 2020, regresé a mi alma mater en Aguascalientes por problemas de salud, derivados de la pandemia que seguimos viviendo.