Mi nombre es Sergio Pedroza González, tengo 18 años, actualmente estoy cursando el primer grado de la filosofía, llevo en el Seminario 5 años, estuve en el Seminario Menor estudiando el bachillerato, pero ¿Cómo empezó mi deseo de entrar al Seminario?

Todo comenzó en el momento en que iba a terminar la secundaria, no tenía claro en donde estudiar el bachillerato hasta que mi mamá me mencionó el Seminario, yo no tenía nada de conocimiento sobre esta institución, ni sobre la formación de los sacerdotes, yo pensaba que al entrar al Seminario me la iba a pasar rezando todo el día. ¡que sorpresa me lleve al entrar al pre-Seminario!

Cuando llegue a inscribirme recuerdo estar emocionado y asustado, pero, el día que comenzó el pre-Seminario fue algo que impacto mucho en mi persona, me costó al inicio adaptarme, pero con el paso del tiempo me logré adaptar, al inicio del curso, ya como alumno del Seminario Menor, fue al inicio difícil, pero igual me logré adaptar.

El Seminario Menor fue una etapa muy enriquecedora, que disfruté mucho, fueron los tres años de estudios de bachillerato en el Colegio Portugal, pero se llegó el momento de terminar esta etapa y pasar al Curso Introductorio o tomar la decisión de estudiar una carrera universitaria fuera del Seminario, pero, con el acompañamiento de los padres formadores, amigos y familiares, tomé la decisión de seguir en el Seminario, al Curso Introductorio.

Esta nueva etapa, donde se integraron nuevos compañeros, fue al inicio difícil, pero no imposible, el Curso Introductorio ofrece un ambiente tranquilo que permite encontrarse con Dios y poder tomar una decisión, sobre continuar con la formación propia del sacerdote o continuar fuera, aquí fue donde tenía ese dilema de frente de nuevo y que, con oración y acompañamiento, tomé la decisión de pasar a la etapa de filosofía.

Dentro de mi vida vocacional he experimentado momentos de duda, de crisis, que son normales en este camino y en todos. Yo comencé en este camino, en un inicio, motivado por la preparatoria, pero conforme fue pasando el tiempo puede ir descubriendo el plan que Dios tenía para mí y que era muy distinto al que pensaba yo.

Actualmente disfruto la etapa que estoy viviendo y no me arrepiento de la decisión que tomé.