Vocación, una llamada de amor

Vocación Sacerdotal.

Cada búsqueda y cada recorrido vocacional es original. La iniciativa de Dios y la libertad humana se entremezclan de muchas maneras para formar un tejido único, aunque, variado en sus formas.

Indiscutiblemente, existen dificultades que te harán dudar a cerca de tus propios objetivos dentro de la misma y Jesucristo es quien te guiará y te dirigirá como pastor de su rebaño.

Jesús dijo – Ven Sígueme y te hare pescador de hombres (Mc. 1.17)

La Vocación Sacerdotal es la segunda gran vocación de la iglesia. Es un mediador autorizado para ofrecer sacrificios a Dios en reconocimiento de Su dominio supremo y en expiación por los pecados.

Esta vocación es muy conocida, pues cada cristiano está, de un modo u otro, directamente relacionado con el sacerdote o el Padre, como acostumbramos decir. En efecto, es por el padre que somos bautizados, somos reconciliados con Dios en la confesión, somos alimentados por la Eucaristía, bendecidos en el Matrimonio y ungidos en la enfermedad.

 

 

La Vocación al Sacerdocio es:

  • Un misterio de amor entre un Dios que llama por amor y un hombre que le responde libremente y por amor.
  • Un llamado a ser puente entre Dios y los hombres.
  • Un llamado a seguir en el mundo, para salvarlo, pero sin ser del mundo.
  • La decisión de un joven que quiere dedicar su vida a ayudar a sus hermanos a salvar sus almas y hacer este mundo más como Dios lo pensó.

La vocación al sacerdocio no es

  • Un sentimiento: se suele decir que «siento la vocación». En realidad, la vocación no se siente. Es, más bien, una certeza interior que nace de la gracia de Dios que toca mi alma y pide una respuesta libre. Si Dios te llama, la certeza irá creciendo en la medida de que tu respuesta vaya siendo más generosa.
  • Un destino irrevocable (ineludible): Muchos creen que el que tiene la vocación «se va porque se va». No. La vocación es un misterio de amor y el amor es siempre libre. Si yo no respondo con generosidad, el llamado de Dios queda frustrado.
  • Un refugio para el que tiene miedo a la vida.
  • Una carrera como cualquier otra: es una historia de amor.
  • Una seguridad matemática: en la vocación sacerdotal tienes que aceptar el riesgo del amor, pero recuerda que es un riesgo en manos de Dios.
Para el cristiano la vida se presenta como una oportunidad de encuentro con el Señor, no movido por el miedo al infierno, sino por el amor que llama a cada uno a luchar para conquistar el Reino.