«Un mandamiento nuevo les doy: que se amen los unos a los otros».
DOMINGO V DE PASCUA CICLO C
MNTRO. DIEGO FLORES GALLEGOS
Alumno de la Etapa de Síntesis Vocacional
Homilía Dominical

El mandamiento del amor como señal de identidad de los discípulos de Jesús.
La liturgia de la palabra del día de hoy tiene como parte central la creación de todo a partir del amor.
En la primera lectura, San Pablo nos exhorta a mantenernos fieles al camino evangélico, a pesar de los sufrimientos que pueda estar atravesando las comunidades de Asia Menor. Es pues la Perseverancia una cualidad del creyente, perseverancia que no es lo mismo que terquedad, pues la segunda implica el desconocimiento de aquello que afirmamos o de tal o cual postura que mantenemos, perseverar en la fe recibida implica el conocimiento de la fe que mis padres me inculcaron. Como discípulos de Cristo estamos llamados a perseverar en el fiel cumplimiento del amor, de ese amor que experimentamos todos los días a pesar de las contrariedades, a pesar de las dificultades. Nos encontramos en la conclusión del primer viaje misionero de Pablo donde concluimos que las puertas de la fe están abiertas a todos, incluso a los paganos, aquellos que no eran considerados como el pueblo elegido de Dios. No debemos de pensar en si somos dignos o no de la fe, más bien debemos de pensar en ser constantes, perseverantes en lo que creemos, es decir debemos de conocer aquello que amo para amarlo más y darlo a conocer a los demás.

En la segunda lectura del Apocalipsis encontramos los deseos de la creación que espera ser creada de nuevo, una creación que mira al cumplimiento de todo el designio salvífico de Dios,
“la creación entera está expectantes”
a que llegue nueva Jerusalén, podemos notar como en toda la lectura la palabra más repetida es “nuevo” en la resurrección de Cristo se hacen nuevas todas las cosas. El encuentro con Cristo no “reforma” al hombre no pone parches a para ocultar los errores del pecado, el encuentro con Cristo re-crea a la persona a su vocación más primordial la vocación de ser “pueblo elegido” que responde a una llamada propia, la nueva Jerusalén se aproxima debido a que la antigua Jerusalén ha olvidado su vocación primaria, ser “pueblo elegido”. Como católicos estamos llamados a ser responder a nuestra vocación más primordial, ser conscientes de nuestro ser bautismal, ser conscientes de que somos HIJOS DE DIOS, solo cuando sabemos
“a quien respondemos”
es decir, cuando sepamos que debemos amar, porque Dios nos ha amado primero entonces es cuando Dios podrá hacer nuevas todas las cosas.

En el evangelio nos encontramos en el primero de los cinco discursos que da Jesús como despedida durante la Última Cena Judas ha salido de la escena después de que Cristo le ofrece un pedazo de Pan, es una señal de amistad que ofrece Jesús, pero que tiene un efecto contraproducente, el cristiano que conoce a aquél que lo ha llamado y que sabiéndose llamado no acepta la invitación a “permanecer en su amor” no podrá encontrar la paz que solamente la unión íntima con Cristo puede dar.
Nos encontramos con el mandamiento del amor, este mandamiento es la regla de oro del creyente, es lo que nos da identidad como discípulos de Cristo, el amor nos hace ver incluso el dolor, las pruebas, las dificultades como medios de glorificación. Solamente amando el dolor tiene un sentido redentor, al igual que en Jesús, solo el amor lo puedo haber llevado a entregar su vida de la manera tan cruenta como lo es en la cruz. Jesús se entrega al Padre como prueba de donación que hace de la propia vida.
Como católicos el amor de Dios ¿es lo que recibimos de Él? O ¿es por lo que nos entregamos por Él? El actuar del discípulo nos impulsa por el amor. Cristo nos comunica su amor en la cruz y en la resurrección nosotros ¿cómo lo comunicamos a nuestros hermanos, a las personas que rodean?
El amor se manifiesta en el servicio incluso en el más humilde o insignificante (como podría ser el lavar los pies) el amor es un gesto que se tiene incluso con nuestros enemigos a costa de nuestra propia vida, (Jesús lavó los pies a todos incluso a Judas). Nuestro modelo para seguir, Cristo nos da ejemplo de amor reflejado en el servicio ¿seguimos el proceder de Cristo?
El amor se refleja en el servicio, la persona que es capaz de servir incluso a los que no nos hacen el bien es la persona que se ha sabido amada por Dios y que no puede hacer otra cosa más que retribuir la vida misma en amor, ésta será la señal de los hijos de Dios al mundo
“y por este amor reconocerán todos que ustedes son mis discípulos”.

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