Spes Non Confundit

LA Esperanza. 

Luis Antonio Ramirez De Lara

La esperanza como deseo de nuestra iglesia. 

 

El Papa Francisco nos habla de la esperanza, insistiéndo a mirar con nuevos ojos nuestra propia existencia y la de todos aquellos que nos rodean, especialmente ahora que estamos pasando por sendas desconocidas o de cierta esclavitud,  para así poder contemplar  a través de los ojos de Jesús, «el autor de la esperanza»,  que el nos  ayude a superar estos días difíciles, con la certeza de que las tinieblas se convertirán en luz.

A lo que primeramente me gustaría introducirte querido lector,  de  una manera muy sencilla seria a reflexionar sobre las siguientes cuestiones. ¿Que es la Esperanza? ¿Te sientes  identificado como Iglesia particular con este término? Y siguiendo lo mencionado me gustaría dar a conocer algunos puntos que nos iluminaran para vivir de una mejor manera este año. La esperanza es una de las tres virtudes teologales del cristianismo, junto con la fe y caridad que nos ayudan a relacionarnos con Dios  de una manera mas profunda y autentica. Además la esperanza, es la más pequeña de las virtudes, pero la más fuerte. Se trata de una virtud que se basa en la confianza en las promesas de Cristo que vendrá y en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.

En este año de la Esperanza, el Santo padre espera un gran fruto “Que sea para toda ocasión reavivar la esperanza”. También nos recuerda que esta virtud nace del amor y se funda en el amor del corazón traspasado de Jesús. Al mismo tiempo, nos afirma que la esperanza “se renueva siempre y se hace inquebrantable por la acción del Espíritu Santo”. Recordó que la paciencia, fruto de este mismo Espíritu, “mantiene viva la esperanza y la consolida como virtud y estilo de vida”.

Sin duda que en este año están puestas todas  nuestras  esperanzas en seguir caminando como Iglesia en sinodalidad para construir una sociedad mejor, pero ante todo reconocemos nuestras limitaciones, es por eso que imploramos la intercesión amorosa  y maternal de María para que ella como discípula fiel nos conduzca a recuperar la confianza tanto en la Iglesia particular como en nuestra Sociedad  necesitamos, la promoción de la dignidad de todos, el respeto de lo creado y el anuncio del Evangelio de Cristo.

Pero yo como seminarista, laico, maestro…. ¿Cómo puedo vivir la Esperanza? Confiando en las promesas de Cristo y de este mismo modo recordando que la esperanza es notada en la vida de muchos santos. Esto mismo se ve en la familia, parroquia e Iglesias particulares, como fuente de alimento de fe, aprendizaje y consuelo.

Seamos pues peregrinos y portadores de la esperanza en nuestra sociedad marcada cada día más por la desesperación. Practicándola con cada persona que se cruza por nuestro camino, con las personas que necesitan consolación, con las personas que más sufren.Siempre recordando que la esperanza es el deseo de la Iglesia y esta Iglesia es madre y siempre está abierta a todos.

«La esperanza nos sostiene y protege en el buen combate de la fe».

San Juan Pablo II

Spes non confundit Bula de convocacion del jubileo ordinario del año 2025

 

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