Testimonio vocacional: Diác. José Efraín Cervantes Guevara

“Me has seducido, Yahvé, y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y saliste ganando” 

Jr. 20, 7

 

 

Diác. José Efraín Cervantes Guevara

Testimonio Vocacional

Mi nombre es el Diác. José Efraín Cervantes Guevara; tengo 32 años de edad, actualmente estoy terminando mi etapa de síntesis vocacional, la cual la inicie en la pastoral vocacional del Seminario Diocesano de Aguascalientes y actualmente estoy colaborando en la parroquia de Jesús, María y José en el Ojocaliente I, Cd. Soy originario de la comunidad de la Tinaja, el Llano, Ags. perteneciente a la parroquia del Sagrado Corazón de Jesús, Betulia, Jalisco

La frase que más me definiría sería: “Me has seducido, Yahvé, y me dejé seducir por ti. Me tomaste a la fuerza y saliste ganando” (Jr. 20, 7)

Mi vocación nació gracias al testimonio de algunos sacerdotes de mi parroquia, y el llamado se fue dando en varios momentos de mi vida. Cuando yo tenía 11 años de edad participaba en mi capellanía como monaguillo; lo que me llamaba la atención más que saber que era un sacerdote era cual es el proceso de formación que llevaban, pero no me atrevía a preguntar ni a disipar mis dudas.

Casi al terminar la preparatoria nuevamente volvió la inquietud, recuerdo que en esos días los seminaristas visitaron mi preparatoria y nos dieron una papeleta donde decía que, si queríamos recibir más información, yo le puse que sí, después me llego una carta de invitación al preseminario, pero tuve mucho miedo y no fui, además yo tenía novia y dije creo que lo mío ya no es el seminario sino casarme, así que deje pasar un tiempo más.

 

 

Estando ya en la universidad, a la mitad de la carrera nuevamente la inquietud regreso, pero cada vez se iba haciendo más intensa y profunda, por lo que tuve que preguntar a mi párroco que se necesitaba para entrar al seminario, el sabiamente me dijo que primero terminara mis estudios y que, si el llamado era de Dios me seguiría llamando, de modo que hice caso a lo indicado. Terminando la universidad nuevamente tuve novia y creí que definitivamente ahora sí lo mío era el matrimonio, a tal grado que ya me proyectaba y comenzaba a pensar y a realizar cosas para ir haciendo mi futuro patrimonio, pero esos eran mis planes no los de Dios. No sé cómo paso, pero al poco tiempo todo termino en la relación que tenía y yo dije: me enfocaré en mi trabajo y como me estaba yendo muy bien a tal grado que me ofrecían una gerencia en Brasil a pesar de mi poco tiempo de graduado y estar laborando en esa empresa.

No me di cuenta en que momento, pero el Señor nuevamente comenzó avivar la inquietud, pero esta vez con tal fuerza que ya no era un llamado sino una necesidad. Para mí ya no fue posible resistirme de modo que tuve que dejar mi trabajo, pero es algo de lo cual hasta el día de hoy no me arrepiento porque sé que el señor tiene proyectos más grandes y mejores de los que yo puedo imaginar y más que trabajar en una empresa terrena Él me llama a trabajar por una empresa mucho mejor y más grande.

Las personas que me han acompañado en este proceso sin lugar a duda, han sido en primer lugar Dios y mi familia, quienes nunca me han dejado y me han apoyado en todo. También mis amigos, quienes siempre me han alentado a seguir y algunos sacerdotes que durante mi proceso me han ayudado a disipar cualquier duda y confusión que han surgido en proceso de seguimiento al Señor.

Exhorto a todos aquellos niños, adolescentes y jóvenes que tienen inquietud por conocer a que Dios los llama en una vocación en especifico o quieren seguir al Señor de una manera diferente, que no tengan miedo, pues Dios tiene planes muy grandes para cada uno de nosotros, que sus proyectos son mejores a los nuestros, que se atrevan a experimentar aventuras nuevas y a tener sueños grandes.

En mi proceso vocacional he tenido varios santos a los cuales recurro frecuentemente como lo son: San Francisco de Sales, San Juan de la Cruz, San Pio de Pietrelcina, san Ignacio de Loyola y san Juan.

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Testimonio de Juan Daniel Cruz Medina

Testimonio de Juan Daniel Cruz Medina

“PER MARIAM AD IESUM»

Juan Daniel Cruz Medina

Vocación

Mi nombre es Juan Daniel Cruz Medina, tengo 22 años de edad y actualmente curso el primer año de la etapa de teología. Pertenezco a la parroquia de Ntra. Sra. de la Purificación en Villa Lic. Jesús Terán (Calvillito), Aguascalientes.

Hay una frase que me gusta mucho: “Per Mariam ad Iesum” (Por María a Jesús). Por ella el Verbo hecho carne vino y habitó entre nosotros, por ella misma hemos de ir al Dios vivo, puesto que Él en su designio infinito así lo ha querido. La Madre del primer y Sumo Sacerdote por excelencia, Jesucristo, ¡es también mi Madre!; Madre  del joven que es llamado a seguir a su Hijo y configurarse con ÉL, Madre del seminarista que ha de ser imagen viva de Jesús. Cuando ella contempla al joven seminarista, ve a su pequeño hijo, aquel necesitado de cuidados puesto que es frágil, sediento de cumplir la voluntad de Dios y hacerse participe en el plan divino de la salvación, en resumen, aquel que necesita de los cuidados y guía de su Madre.

Mi deseo de ser sacerdote nació desde pequeño, cuando escuchaba replicar las campanas de mi parroquia, parecía que una voz interna me llamaba a entrar al templo, me sentía fuertemente atraído. Un día decidí entrar, me cautivó la figura del sacerdote y lo que él hacia aunque no lo comprendía del todo, fue el comienzo de todo, después fui monaguillo, catequista, adorador, catequista; así fue madurando mi decisión de entrar al Seminario y querer ser sacerdote.

Durante este proceso vocacional el apoyo de mi familia, formadores y amigos ha sido de gran importancia, podría decir que han sido una caricia de parte de Dios hacia mi persona en este llamado, con todo lo que este conlleva.

Si tu sientes la llamada de Cristo que te dice: “VEN Y SIGUEME”, se  generoso y responde como María, la humilde sierva del Señor, con un sí gozoso de tu persona y de tu vida. Aquel que te llama no te abandonará jamás y te dará la gracia necesaria para responderle cada día.

La Virgen María, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Purificación, ha sido mi advocación mariana preferida, al contemplar a Jesús en sus brazos, me veo a mi mismo en brazos de mi madre, aquella que ha velado día y noche por mi vocación, por su intercesión el Señor me ha concedido grandes gracias  y me ha librado de grandes males. Han sido los maternales cuidados de la Santísima Virgen María los que me han ayudado espiritualmente e incluso humanamente en mi proceso vocacional.

Testimonio de Junue Idali Vela García

Testimonio de Junue Idali Vela García

 “Dios no elige a los preparados, sino que Él prepara a los elegidos”.

 

Junue Idali Vela García

Vocación

Mi nombre es Junue Idali Vela García, cuento con la edad de 19 años, soy originario de la parroquia de nuestra Señora de Guadalupe en Matancillas, Jalisco, actualmente estoy realizando mis estudios en el Seminario Diocesano de Aguascalientes, y curso el primer año de filosofía.

Mi familia está conformada por seis integrantes, mi papá, mi mamá y cuatro hermanos, dos hombres y dos mujeres en los cuales soy el segundo, al ingresar al seminario menor, mi hermano tambien ingresó al curso introductorio, ambos en el 2018.

Considero que mi vocación, surge desde la misma formación que mis papás me han brindado, desde la infancia hasta ahora, también el estar participando en un coro y posteriormente en el grupo de adoración nocturna de mi parroquia, gracias a la oración que realizaba en la hora de turno, mi fe se acrecentó, y mi amor por la eucaristía se fraguó más.

Al terminar la telesecundaria, mandé la solicitud para entrar a estudiar la preparatoria, ahí mismo en mi comunidad. Tiempo después fui a realizar los exámenes de admisión y  si fui aceptado, una semana antes de entrar a la preparatoria conocí a un sacerdote que trabajaba como vicario en mi parroquia y él me hizo la invitación, para entrar al preseminario, el dia 15 de julio del 2018, al momento yo le dije que sí, pero en su momento yo sentí mucho miedo, porque estaba empezando a tomar una de las decisiones más importantes para mi vida.

Sin embargo, sabía que no iba ser algo tan fácil, pero al mismo tiempo experimenté mucha alegría, recuerdo que mi mamá me decía que si ¿En verdad era lo que yo quería? y yo sin miedo le respondí que sí, desde ese momento mi vida cambió, porque al tener la experiencia del preseminario de dos semanas, tuve la oportunidad de haber conocido jóvenes de mi edad, a sacerdotes de la misma institución, y la estructura del seminario.

Entonces decidí quedarme en el seminario menor, mis planes Dios los había cambiado por completo, por un plan mejor, y aún no me puedo explicar el llamado que Dios me hace a la vocación sacerdotal, gracias a Dios he perseverado en la vida  y quiero seguir respondiendo al llamado que el Señor me ha hecho a pesar de las dificultades.

En el camino Dios me ha puesto personas que han contribuido en mi discernimiento vocacional. Entre ellos: mi familia, mis bienhechores, sacerdotes, familiares, amigos, compañeros, maestros y personal de mantenimiento.

Por lo tanto,  mi llamado en pocas palabras, lo puedo resumir en  una frase, que me ha marcado todo este tiempo de formación en el seminario, dice: “Dios no elige a los preparados, sino que Él prepara a los elegidos”. Dios no mira nuestros defectos, nuestras debilidades, Dios mira lo que hay en nuestro corazón, es por eso que quiero invitar a todos aquellos jóvenes, que sienten la inquietud de ser sacerdotes, que no tengan miedo de responder y completar el plan que Dios tiene preparado para ustedes, no miren hacia atrás, quisiera decirles que el miedo a veces nos paraliza y no nos deja actuar como Dios quiere.

Gracias a los elementos que nos brinda el seminario, en la dimensión espiritual considero, que se ha impregnado mucho en mi persona, la oración y la alegría de participar en la eucaristía. Desde luego, en la dimensión humana he ido desarrollando y estructurando mi personalidad, y así creciendo paulatinamente, además he conocido diferentes compañeros

que tienen el mismo objetivo que yo, y, sin duda alguna, los lugares en los que he estado de pastoral me han ayudado y favorecido mucho en la vocación.

Por último, quisiera compartirles la gran devoción que le tengo al señor san José, mi oración hacia él siempre ha sido con gran devoción, para  que cuide mi vocación como lo hizo con la vida de Jesús, con esos afectos de amor y de cariño paternal. De alguna manera he ido conociendo a personas que necesitan de la presencia de Dios en su vida, la necesidad de sacerdotes, y en razón de esto, mi deseo de ser sacerdote, cada día se ha ido acrecentando aún más.

 

Testimonio de Carlos Obed Guerrero Martínez

Testimonio de Carlos Obed Guerrero Martínez

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

«No busco ni quiero la gloria de este mundo; la espero muy grande en el otro»

San Juan XXIII.

 

Carlos Obed Guerrero Martínez

Vocación

 

Mi nombre es Carlos Obed Guerrero Martínez tengo la edad de 20 años y actualmente soy alumno del Seminario Diocesano de Aguascalientes por lo que estoy cursando ahora el segundo año de la Etapa Discipular. Soy originario de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe de Maravillas, Jesús María, Aguascalientes. Puedo resumir mi vocación como una bendición que Dios me ha otorgado para crecer y dar frutos y, además, para que en el momento último pueda gozar de la felicidad eterna. Por otro lado, el santo al cual yo soy devoto es San Juan XXIII por el hecho de que su carisma y su actitud de paz atraía bastante a los fieles y, además, por su encanto que manifestaba por las cosas de Dios.

Cabe decir, que mi inquietud de ser sacerdote comenzó gracias a la experiencia de estar sirviendo en la sacristía de mi parroquia, pues, alcance a percatarme de la gran figura del sacerdote,  en este sentido, me atraía la actividad que realizaban en la parroquia; ya que, el apoyo a los demás ha sido una inquietud que yo he tenido desde pequeño, pues, la formación que mis padres me inculcaron desde mi niñez fue clave para tener esta intención, más aún, con el tiempo ha surgido en mí una gran tendencia de seguir en el trabajo pastoral, pero de una manera especial en el ministerio sacerdotal.

Debo decir que las personas que animaron mi propuesta y mi inquietud de ingresar al seminario fueron los sacerdotes de mi parroquia y, por otro lado, mi familia, quien desde el momento en que yo tomé la decisión hasta el día de hoy me han estado ayudando, preocupándose y colaborando con mi decisión.

Por otra parte, dentro de  mi proceso vocacional me he podido percatar que han sido distintos factores que me han ayudado a crecer en mi persona, por lo cual, desde la dimensión humana puedo identificar la parte de la comunidad que me ha impulsado a ir más adelante y a desarrollar mis habilidades y, otra cosa fundamental que me ha ayudado en mi discernimiento y crecimiento personal ha sido el acompañamiento de mis formadores y de mi familia, así como también el de todas aquellas personas que he conocido en el camino vocacional, pues me han enseñado con sus actitudes anhelar el reino de Dios.

En consecuente, a todos aquellos que tienen inquietud de ser sacerdotes los invito a atreverse hacer la experiencia del Seminario y a no tener miedo, para descubrir realmente su vocación, sin embargo, considerar el llamado que Dios nos hace y responder de forma personal y con mucha generosidad, dejándonos mover por Dios y poniendo en Él nuestra confianza.

Por la Virtud.

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Por la Doctrina.

 

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Testimonio de Ernesto Alfonso Galindo Tovar

Testimonio de Ernesto Alfonso Galindo Tovar

“Señor dame la gracia de estar vacío de mí mismo, resucitar contigo y estar lleno de ti”. Hermana Clare Crockett

 

Ernesto Alfonso Galindo Tovar

Vocación

Mi nombre es Ernesto Alfonso Galindo Tovar, tengo 21 años y curso actualmente el tercer año de la Etapa Discipular (filosofía). Pertenezco a la Parroquia de Nuestra Señora de Belén, Asientos, Ags.  Mi lugar de origen es Guadalupe de Atlas, Asientos, Ags.

“Señor dame la gracia de estar vacío de mí mismo, resucitar contigo y estar lleno de ti”, son las palabras de la hermana Clare Crockett y son las palabras que hasta el momento me han ayudado en mi vocación. Reconozco la gran misericordia que el Señor Jesús nos tiene, y sé que cuando nos dejamos amar por Él actúa grandemente en nosotros.

Mi deseo por ingresar al Seminario y por optar a la vida sacerdotal, comenzó en un retiro espiritual, en el que predicaba el Padre Darío Betancourt, me sorprendía la manera en que predicaba y la manera en que se dirigía a todas las personas, en un receso me acerque a comentarle mi inquietud, él me impulsó y motivó para vivir la experiencia de un Preseminario.

Además del testimonio del padre Heberto, Apolonio, Antonio y Porfirio que de cierta manera son parte de la familia. En este caminar siempre me han acompañado mi familia, profesores, formadores, amigos, y otras personas que han estado atentas.

Yo le diría a alguien que siente la inquietud por la vida sacerdotal, que no tenga miedo a dar el primer paso de responderle al Señor, que confié profundamente en Jesús y que se atreva a comenzar esta aventura. 

Desde muy pequeño me ha impactado la vida de San Francisco de Asís, principalmente el despojamiento total para entregar su vida a Jesús y todo por amor.

Puedo decir que espiritual y humanamente durante mi proceso vocacional me han ayudado las oraciones de mi propia familia, amigos y conocidos, la cercanía, el interés, el amor y su ayuda.    

Testimonio de Ulises Domínguez Contreras

Testimonio de Ulises Domínguez Contreras

«En el corazón de mi madre la iglesia yo quiero ser el amor»

(Santa Teresita del Niño Jesús))

 

Ulises Domínguez Contreras

Vocación

Hola, me da mucho gusto escribir para ustedes y poder compartirles un poco de cómo ha sido este proceso de seguir al Señor.

Mi nombre es Ulises Domínguez Contreras y tengo la edad de 19 años. Actualmente estoy cursando el primer año de la etapa discipular, mejor conocida como la etapa de filosofía. Esta etapa tiene como finalidad, como su nombre ya nos da una primera idea, hacernos discípulos del Señor Jesús.

Soy originario del municipio de Teocaltiche, que forma parte de la hermosa zona altos norte, perteneciente al vecino estado de Jalisco. Vivo en la cabecera municipal y soy feligrés de la parroquia de San Miguel Arcángel.

“yo quiero ser el pulso que da vida al cuerpo místico, y hacer llegar la sangre de Jesús a cada miembro, porque en el corazón de mi madre la Iglesia yo quiero ser el amor, así puedo serlo todo” (Santa Teresita del Niño Jesús)

Creo que mi deseo de ser sacerdote nace por varias razones, quisiera resaltar tres que considero son las que más influyeron para que tomara esta decisión.

La primera de ellas es la religiosidad que profesa la mayoría de mi familia. Desde pequeños a mis padres les fue transmitida la fe católica, especialmente por parte de mis dos abuelas, y que a su tiempo también a mí me fue transmitida. Al ver a mis familiares desempeñándose en algún movimiento, pastoral o grupo de la parroquia (Adoración Nocturna, Lectores, ministros de la comunión, Cenáculos de la divina voluntad, Franciscanos terciaros, etc.) despertó en mí el interés por las cosas de Dios. Pero también en su fe particular, como el rezo del rosario, la devoción a los santos o la asistencia constante de misa

La segunda, fue la responsabilidad de mis padres en mi formación en la fe. Cumplida la edad mínima para entrar a la catequesis infantil, mi madre me inscribió para comenzar la formación inicial. Mis padres siempre se mantuvieron muy al pendiente de todas las disposiciones que en el catecismo se iban suscitando, y ha esto me refiero a la constancia de llevarme a mis clases, de asistir a las evangelizaciones en los tiempos litúrgicos fuertes, mi asistencia a misa dominical, kermeses y otras actividades, todas estas acciones me ayudaron a conocer y a querer más mi fe.

Y, por último, un gusto personal por las cosas sacras. Desde que tengo memoria me han gustado mucho las campanas, también hacía pequeños altares con manteles y los santos que encontraba en la casa, y no podía faltar, jugaba a dar misa. Todo esto fue un incentivo para acercarme a la iglesia y a Dios. A la edad de 10 años me invitaron a pertenecer al grupo de monaguillos parroquial, y sin pensarlo, acepté de inmediato. y este último paso fue de gran importancia, puesto que pude convivir con muchos sacerdotes y eso me motiva bastante.

Nunca tuve un acompañamiento vocacional formal por ningún sacerdote, pero siendo monaguillo pude ver y estar con muchos sacerdotes que con su ejemplo me iban sembrando en mí la inquietud de ser como ellos. Recuerdo con agrado a los padres Leobardo Esparza Lara, José Alejandro Serna Pérez, Luis Enrique Contreras de Anda, y Emmanuel López Romo, cada uno de ellos desempeñando su diaconado en la parroquia. Y especialmente a los padres Gerónimo Palacios Bernal, Ernesto Maldonado Ramírez, Oscar Flores García y al padre Arturo Flores Macías, mi actual párroco, por su forma ejemplar de vida sacerdotal.

Yo aconsejaría a todos los jóvenes que tienen inquietud vocacional, que no se crean lo que los demás cuentan acerca del seminario, que no dejen que los demás les platiquen falsedades y prejuicios acerca de la formación al sacerdocio, que vengan y experimenten por ellos mismos y que así puedan decirle al Señor, “Señor yo te conocía de oídas, ahora te conozco en persona”.

Tengo tres devociones personales, la primera es a San José, quien fue mi primer patrono al entrar al Seminario, a San Juan María Vianey a quien admiro mucho, y a la Sagrada Familia, las tres personas más santas que han pisado la tierra.

Me ha ayudado sobremanera todo el acompañamiento de mis padres superiores, que me ayudan a seguir creciendo en mi vida humana y espiritual, así como todos los medios que nos facilita el seminario en todas las 4 áreas de formación integral de la persona.